¿Cómo predecir el futuro?
La clarividencia no es algo que deba tomarse a broma. Los astrólogos y estudiosos de la influencia de los astros y otros factores sobre la vida de las personas, nos plantean interrogantes a los que muchas veces se encuentran respuestas inesperadas y sorprendentes. Pero ¿Cuántas formas hay para predecir el futuro? Un repaso de algunos métodos tan certeros como escalofrantes.
Un sólo elemento alcanza para dudar sobre la posibilidad de ver el futuro, y se la denomina Déjà vu (ya vivido en francés).
Un Déjà vu o paramnesia es el momento en el cual una persona tiene la sensación de haber pasado por esa misma situación, con detalles calcados y en cualquier tiempo y lugar. Es extraño que alguien niegue haber tenido, al menos una vez en su vida, una experiencia similar.
Partiendo de esta base, y la de algunos sueños premonitorios que pocos pueden explicar, nos queda saber si realmente existe la capacidad de ver el futuro.
¿Cuáles son las diferentes formas que un vidente tiene para ver el futuro?
Principalmente todas se agrupan en un solo sufijo, las "mancias". Puede decirse de ellas que son las que permiten que del estudio y la observación de determinados fenómenos puedan conocerse detalles del pasado y futuro de una persona.
La cartomancia y la quiromancia son de los más conocidos y se tratan sobre la lectura de cartas y líneas de las manos respectivamente.
Las cartas natales y la numerología son una opción de base más "científica" aunque por supuesto esta afirmación parte de la base de los estudiados fundamentos que permiten llegar a anticipar estas situaciones y no a la comprobación de los hechos por sí misma.
El real peligro de la práctica de estas artes o ciencias, es el lucro que en base a la necesidad realizan ciertos inescrupulosos en su nombre.
El hecho de que se maneje la lectura del destino como venta de un servicio debería al menos levantar sospechas.
Pero como no se trata de ser escépticos ante todo sino de escuchar, leer, investigar y buscar información, no cabe más que recomendar que se tome a este tipo de actividades como a un tema apasionante, pero absolutamente prescindible para nuestra existencia.
Después de todo, a nadie le gusta que le cuenten el final de una película, y mucho menos cuando se trata de la de nuestra vida.
