Perros de paja (Straw dogs, USA 2011)
¿De qué se trata?
El escritor David Summer (James Mardsen, Cyclops de los X-Men) se muda con su esposa Amy (Kate Bosworth) a la casa natal de ella en un pueblo campestre en apariencia tranquilo. Pero ciertos incidentes provocados el ex novio de Amy, sus amigotes y un par de personajes bastante violentos, logran alterar el ritmo de vida de la pareja a pesar de la inagotable paciencia de David. Esto lo sacará de sus casillas y le harámostrar su lado oscuro.
¿De dónde salió?
Es la remake de la peli del mismo nombre dirigida por Sam Peckinpah en el 71, con un Dustin Hoffman que se robaba el personaje haciendo de un tipo tan bueno que resulta exasperante.
Recalculando…
Ya está demás decir que las remakes sobran en la mayoría de los casos, entonces es más productivo ponerse a ver si funcionan independientemente y luego si, ir a la comparación odiosa.
Los perros de paja, todo un símbolo como los soldaditos de plomo y que en su momento explica bien el escritor a su esposa, representan a los rebeldes sin causa, a aquellos que parecen mucho más feroces y peligrosos de lo que en realidad son. Pero como contrapartida de esta figura está el apacible David, un tipo afable y criterioso al que su mujer cuestiona bastante seguido por su falta de coraje y que finalmente saca esa violencia contenida a relucir.
El choque de culturas (citadina y de pueblo) parece el problema central que David se dispone a enfrentar, pero su predisposición a congeniar con los pueblerinos se va al tacho cuando su esposa y su morada corren riesgo. Y lo hacen por su postura al defender valores que él considera inamovibles. Y allí es donde ni retrocede ni transige.
La narración funciona a modo del reloj que mide lo que tarda en cocerse un huevo. Minuciosa y con el ritmo justo para ir manejando la ansiedad del espectador.
Mete y saca, entra y sale: los cambios en los roles.
Buen trabajo de Marsden que si bien no es tan estereotípico ni emblemático como el original de Hoffman, lo coloca en un papel representado con dignidad. La Bosworth seduce más que Susan George, a pesar de ser menos dotada y aún mostrando menos, incluso, pero tampoco es tan dual en su conducta como su antecesora (su actitud ante el “ataque” de su ex es bien diferente). James Woods compone un excelente y despreciable entrenador, muy superior al original, y un merecido sobresaliente en el comentario para Dominc Purcell, el héroe televisivo que sin mucho esfuerzo compone
un retrasado al que las cosas se le van un poco de control como al monstruo de Frankenstein.
¿Le doy?
Definitivamente es una reversión que se deja ver. El cine de Sam Peckimpah fue emblemático en los 70, y si bien Straw dogs 2011 no tiene el impacto de la original, resulta un entretenimiento refrescante.
Eso si, guarda con la paja que pica un poco.